Compliance y KYC son términos anglosajones que han venido para quedarse en nuestro ordenamiento jurídico y estructura empresarial, pero ¿qué es realmente un KYC?.
La cultura empresarial esta sufriendo un proceso de cambio, cuyo objetivo principal es maximizar la eficacia y eficiencia de nuestras empresas, así como prevenir la comisión de delitos penales en el seno empresarial.
El programa de Compliance, persigue precisamente este objetivo, crear cultura empresarial a través de la implantación de mecanismos internos y externos de control que ayudan a desarrollar una estructura empresarial ordenada a la vez que reduce los riesgos a los cuales se exponen las empresas.
El KYC es parte de un programa de Compliance, y es sin lugar a dudas un elemento esencial. Proviene del acrónimo inglés Know Your Customer, que podríamos traducir como Conoce a Tu Cliente. El KYC es un documento interno que elabora generalmente el departamento de administración y cuya utilidad es adquirir todos los datos que pueden ser de intereses sobre nuestro cliente, como por ejemplo su domicilio social, quienes son los socios mayoritarios y su procedencia, si algún miembro del consejo de administración es o ha sido un cargo público relevante o si desarrolla su actividad en países de dudosa regularidad fiscal.
Pero, ¿para qué saber toda esta información? La información en este caso no es banal, si no todo lo contrario nos ayuda a conocer a nuestro cliente y proveedor y ser conocedor de que incompatibilidades puede tener con nuestro negocio o política interna o conocer si cumple con la legalidad española.
No debemos de olvidar que el cumplimiento de la ley no exime de su cumplimiento y por tanto, si dentro de nuestra esfera empresarial mantenemos relaciones comerciales con empresas de dudosa reputación o infractoras sus acciones pueden (y seguramente lo harán) alcanzar a nuestra reputación empresarial.
Autor: Rafael Aguirre Povedano.